El mayor valor actual del abogado es el pensamiento estratégico.
Esa es la conclusión que saco del evento de la IBA llevado a cabo en Lima y que acaba de culminar.
Dos ideas transversales a todo el evento me llevan a esa conclusión:
1. La inseguridad jurídica es una condición a nivel global. Afectada por la polarización política en la que vivimos, lo que hoy es norma y tendencia legal a nivel global, mañana puede dejar de serlo. Dos ejemplos muy claros son el cambio de matriz energética y las políticas ESG (ambiental, social y gobernanza en español) que han venido siendo incentivadas mundialmente incluso a nivel tributario o fiscal en algunas jurisdicciones y que de pronto se han politizado en algunas otras, que han pasado a satanizarlas y hasta a sancionarlas, al identificarlas como propias de cierta tendencia política o social que debe ser combatida.
2. El avance tecnológico y la inteligencia artificial, que permiten el acceso a mayor información para todos.
Por estos dos factores, para el abogado ya no solo se trata de conocer la ley, que puede cambiar de pronto en función a las tendencias políticas o sociales y a la que cada vez más podrá todo mundo tener acceso a través de la tecnología, sino de su capacidad para, sobre la base de ese conocimiento, del conocimiento del negocio del cliente y de su experiencia, generar estrategias que permitan a sus clientes prevenir riesgos y alcanzar sus objetivos en un entorno imprevisible y cambiante.
Esa inseguridad jurídica es palpable en el contexto de la fiscalidad peruana, la venimos comentando post tras post con motivo de cambios normativos y nueva jurisprudencia; por su parte, el avance tecnológico es, como se mencionó hoy en el panel final, exponencial, por lo que desarrollar esta habilidad es realmente esencial para el abogado de este tiempo.
Esa es la conclusión que saco del evento de la IBA llevado a cabo en Lima y que acaba de culminar.
Dos ideas transversales a todo el evento me llevan a esa conclusión:
1. La inseguridad jurídica es una condición a nivel global. Afectada por la polarización política en la que vivimos, lo que hoy es norma y tendencia legal a nivel global, mañana puede dejar de serlo. Dos ejemplos muy claros son el cambio de matriz energética y las políticas ESG (ambiental, social y gobernanza en español) que han venido siendo incentivadas mundialmente incluso a nivel tributario o fiscal en algunas jurisdicciones y que de pronto se han politizado en algunas otras, que han pasado a satanizarlas y hasta a sancionarlas, al identificarlas como propias de cierta tendencia política o social que debe ser combatida.
2. El avance tecnológico y la inteligencia artificial, que permiten el acceso a mayor información para todos.
Por estos dos factores, para el abogado ya no solo se trata de conocer la ley, que puede cambiar de pronto en función a las tendencias políticas o sociales y a la que cada vez más podrá todo mundo tener acceso a través de la tecnología, sino de su capacidad para, sobre la base de ese conocimiento, del conocimiento del negocio del cliente y de su experiencia, generar estrategias que permitan a sus clientes prevenir riesgos y alcanzar sus objetivos en un entorno imprevisible y cambiante.
Esa inseguridad jurídica es palpable en el contexto de la fiscalidad peruana, la venimos comentando post tras post con motivo de cambios normativos y nueva jurisprudencia; por su parte, el avance tecnológico es, como se mencionó hoy en el panel final, exponencial, por lo que desarrollar esta habilidad es realmente esencial para el abogado de este tiempo.
#abogados #IBA #impuestos